miércoles, 3 de abril de 2013

Nuestras Maestras por Pilar López

NUESTRAS MAESTRAS
por Pilar López


Para complacer a mis hijos que se empeñan en que tengo que contar historias del pasado; empezaré por decir que nací un 8 de noviembre de 1926, hija de Isidoro y Antonina, la segunda de 7 hermanos. Mi infancia fue como la de la mayoría en aquellos tiempos, como decía mi padre, “pobretes, pero alegretes”.

En 1936 hubo un cambio nacional muy brusco, se oían canciones muy revolucionarias que terminaron el 18 de julio en un alzamiento y así llegó la guerra. ¡yo siempre digo que todas son malditas!.

Cuando llegó la guerra, yo tenía 9 años, nos quitaron a la primera maestra Dña. Trinidad, estuvo 30 añosen Arroyuelo, pero no  era buena. A muchos hombres les mandaban a Santotís o a Trespaderne para que aprendieran un poco más y nos pusieron a una joven,  Dolores Vicuña, estuvo poco tiempo, porque era de Bilbao y había venido en el último autobús y ya no pudo regresar porque estalló la guerra. Se fue cuando los Nacionales entraron el Bilbao. Ella quería reunirse con su familia, ya que no había podido ponerse en contacto con sus padres y estaban muy preocupados. Sólo tenía 19 años. Estuvimos muy a gusto con ella. Se hospedaba en casa de la Abuela Juliana. Estuvo en Arroyuelo más o menos año y medio.

Después llegó Doña Rufina Manjón, aún estábamos en guerra. Tuvo que abandonar Arija porque era muy religiosa y en aquellos tiempos, por esa causa, asesinaron a mucha gente, pero para nosotros fue como una bendición. Trabajaba de maestra con otros tres maestros en la Cristalería Española.

En lugar de malos tratos, nos enseñaba canciones sobre la historia de España, canciones sobre todas las regiones, de los ríos y montañas, y también de gimnasia. Y con esa alegría entrabamos a clase cantando y a la vez con ganas de estudiar la lección; hasta el sistema métrico decimal aprendimos cantando, y suma y sigue…

Estudió con su tío el Padre Manjón que contruyó escuelas para niños, profesores y religioso, por eso nos enseñó tantas cosas que otras profesoras no sabían. Doña Rufina estuvo más o menos dos años en Arroyuelo. Al principio, se hospedó en casa de la Abuela Juliana, pero luego le dejaron la casa del cura para que vivieran allí con su hermana Bernarda y sus tres sobrinos.

Cuando se terminó la guerra, la maestra se fue llevándose a su familia. Luego la sustituyó Dña. Hortensia también joven y muy guapa, era de otro estilo, pero encantadora, ponía todo su entusiasmo para hacernos comprender lo que nos explicaba. Se hospedó en casa de Teófila. Con ella terminé mis estudios a los 14 años.

Pilar López López